Si bien los ojos del mundo del polo hoy se encuentran posados sobre lo que está ocurriendo en Europa, en los distintos países que tienen sus temporadas en plena ebullición, de a poco se va delineando una temporada argentina que finalizará un par de semanas más tarde que lo habitual. Y en el marco de lo que ocurrirá en la mecca del polo en este 2018, a fines de noviembre se desarrollará la Copa Tanoira, más precisamente del 19 al 29 de noviembre, en Cuatro Vientos.
Pero pongamos este torneo en su contexto. Este certamen, de los más tradicionales de los últimos años en el calendario argentino, nació como una excelente oportunidad de rendir homenaje y recuerdo al gran Gonzalo Tanoira, allá por 2004. “La idea fue reunir a la familia, a sus amigos y a los amigos de la familia para recordarlo de la manera que a él más le gustaba: jugando al polo en Cuatro Vientos, este lugar que armó con tanta dedicación y placer”, cuenta Bárbara Tanoira, hija del recordado Gonzalo.
Y prosigue: “En los primeros años de la Copa Tanoira, fueron sus amigos, sus cuñados y sus hijos quienes se reunían en Cuatro Vientos, pero también en La Esquina, para participar de este encuentro. Personas como Alex Garrahan, Álvaro y Gonzalo Pieres, Martín Zubía, Juan Badiola, Rodrigo Rueda, nuestros primos Carlos y Diego Miguens, y, naturalmente, sus hijos, Gonzalo, Javier y Santi Tanoira, eran quienes no se lo querían perder. Con el correr del tiempo, los amigos de su generación fueron retirándose, y se sumaron amigos de nuestros hermanos a este desafío, como Pancho Bensadon, el Mono Gassiebayle, Juanchi Lagos, Santi Blaquier, Ale y Hernán Agote. Más allá de que la gente fue cambiando, siempre quisimos mantener el espíritu inicial, el de divertirse jugando al polo entre amigos”.
La Copa Tanoira se desarrollará en un lugar único como lo es Cuatro Vientos, emplazado en plena capital mundial del polo y que cuenta con la particularidad de haber sido uno de los pioneros en esa zona, a la que hoy todo amante del polo sueña con llegar alguna vez. “Cuatro Vientos, Pilarchico y La Baronesa fueron los primeros clubes en esta zona, donde hoy hay más de 100 canchas de polo. Empezó siendo un campo con dos canchas; papá y mis hermanos eran socios de Pilarchico, que estaba al lado nuestro. El club tiene en total 100 hectáreas, que cuentan con cuatro canchas de polo de primer nivel y toda la infraestructura necesaria para disfrutar de este deporte. Además, tenemos 150 boxes para nuestros caballos y los de algunos de nuestros socios, que hoy en día son más de 30 y que juegan acá las dos temporadas. Cuatro Vientos es nuestra casa, el lugar de reunión para todos, y especialmente el legado que recibimos de papá: el amor por el polo y por los caballos, que tanto nos marcó, el disfrutar de la naturaleza, con amigos y en familia”, destaca Loló Tanoira, la más joven de las hijas de Gonzalo Tanoira.
-¿Qué expectativas tienen para esta edición de la Copa Tanoira?
-Queremos ofrecer un torneo que se destaque por su nivel organizativo, para que todos se diviertan y, a su vez, disfruten de buen polo en un lugar espectacular. Más allá de la cantidad de equipos que participen, esperamos poder juntar buenos amigos, y también padres e hijos. En esta ocasión hemos decidido que Minuto Siete nos acompañe en la organización de la Copa Tanoira, debido a que hemos encontrado en ellos un buen equipo para llevar a cabo esta iniciativa, que es la de brindar un evento de alta calidad, bien organizado y pensando cada detalle para que, en definitiva, la experiencia de cada jugador sea única.
Por último, Bárbara Tanoira, la mayor de las hijas mujeres de Gonzalo Tanoira, destaca el legado que su padre ha dejado en el mundo del polo: “Papá fue un apasionado del polo, y de los caballos, en especial; un agradecido del talento que tuvo. Y que cuando le tocó ser dirigente, no lo dudó y quiso devolverle al polo lo mucho que él había recibido en términos de experiencias, de la gente que conoció y de los lugares nuevos que pudo descubrir; de hacerse nuevos amigos, de disfrutar en familia algo tan lindo como es el deporte y la naturaleza. Recibimos ese legado y queremos seguir transmitiéndoselo a nuestros hijos, ¿y qué mejor forma de hacerlo que divirtiéndonos jugando al polo?”.