El viernes 2 de diciembre de 2022, Palermo fue testigo de historia; historia del polo, historia del deporte en general. No solo porque era la final más esperada del año, esa que todos quieren jugar y, por supuesto, ganar, el 129° Abierto Argentino de Polo, que iban a protagonizar el hasta entonces campeón defensor, La Natividad y La Dolfina Saudi, un cuarteto que más que un equipo ya es una leyenda. El duelo de Cañuelas, el duelo familiar, que tuvo al padre con el hijo, enfrentando a sobrinos (uno de ellos ahijado del tío) y primos. Una historia de ocho chukkers, que presenció la Catedral, un viernes a puro sol, clima ideal, colmada de gente y con muchísimas expectativas.
Si bien fueron muchos los momentos en los que Palermo presenció historia, esta no era una final más; era la revancha de aquella que jugaron en 2021, había un desempate de por medio (La Natividad se quedó con el Abierto de Tortugas y La Dolfina Saudi fue el ganador del Abierto de Hurlingham), y también hubo varios records.
El primer chukker estuvo a poco de finalizar sin goles, ya que tan solo faltaba algo más de dos minutos cuando Poroto Cambiaso abre el marcador con la conversión de dos penales de 30 yardas, para el 2-0. Ya en ese primer chukker, La Dolfina mostró cierta superioridad, presionando a La Natividad y cerrando todo intento de ataque, algo que se repitió en el segundo período; si bien La Natividad pudo mejorar su rendimiento, no lograban hacer pasar la bocha por los mimbres, debido al “cerrojo” que le había puesto su rival. Así, una vez más, Poroto marca de jugada el 3-0, hasta que en el último minuto un pase de Nachi du Plessis a Jeta Castagnola termina en gol.
El tercer chukker lo abre Juan Martín Nero, que marca el 4-1 tras una corrida espectacular. Pero La Natividad ya empezaba a activar los motores. Jeta Castagnola convierte un penal de 30 yardas, al que le sigue un golazo de jugada de Poroto Cambiaso y enseguida viene la respuesta del equipo de camiseta verde – un cogote extraordinario de Barto que termina dentro del arco, para acortar distancias a la mínima (4-5). Pero vino el back que de vez en cuando se pone el traje de delantero y el tercer parcial terminó como había empezado: una corrida de Juanma Nero para irse al descanso con La Dolfina Saudi arriba por 6-4.
Pero sorpresivamente, La Natividad retrocede en su performance, sin poder encontrarle la vuelta al partido, chocando una y otra vez con la solidez de La Dolfina Saudi, con un Pelón Stirling intratable a la hora de frenar cualquier intento de ataque por parte de los Castagnola y compañía. Y mientras Pelón hacía su tarea, el cuarto chukker solo tuvo un nombre: Juan Martín Nero, autor de dos golazos, que en el half time mandó a La Dolfina Saudi arriba por 8-4.
Lo que muchos esperaban, un partido parejo, de ida y vuelta, con un marcador ajustado, se había convertido en propiedad de La Dolfina Saudi, con un sistema de juego aceitado y con cuatro jugadores que lo hacen todo fácil y de memoria. Por el contrario, La Natividad por momentos pareció desordenado y desorientado, casi desconocido, lejos de encontrar su ritmo y su juego. Sobre todo llamó la atención la poca cantidad de goles en un equipo que nos tiene acostumbrados a un promedio de 15 por partido.
En el quinto chukker, aparece Adolfo Cambiaso, pero el hombre del día, Juan Martín Nero anota su quinto gol de la tarde, con lo que La Dolfina Saudi ya estaba arriba por 10-5. Posteriormente, los hermanos Castagnola descuentan en dos oportunidades, pero La Dolfina Saudi seguía arriba por cuatro goles de diferencia, que reduce a tres Barto Castagnola, al inicio del quinto chukker, con un golazo casi imposible. Así, hasta que en los 30 segundos adicionales, Adolfo Cambiaso le da un pase a su hijo, que termina en gol para recuperar la ventaja de cuatro goles.
Más allá que el séptimo chukker terminó sin goles, el dominio de La Dolfina Saudi no bajaba. No obstante, en el último chukker, La Natividad pareció despertar del letargo con dos goles de Jeta Castagnola que les permitía soñar: habían achicado la diferencia a dos tantos (9-11). Pero el sueño terminó, cuando apareció alguien que no había marcado un solo gol en todo el partido, pero que fue fundamental a la hora de bloquear al rival. El charrúa, el bravo Pelón Stirling, fue el autor de lo que se podría considerar “el” gol del partido, porque no le dejó tiempo a La Natividad para recuperarse. Y fue Adolfo Cambiaso, el más grande, el número uno, quien le puso el toque final. La Dolfina Saudi ganó por 13 a 9, y se llevó su título número 15 en la Catedral, que además, los ubica como los segundos más ganadores del torneo más importante del mundo, junto a Hurlingham y detrás nada menos que de Coronel Suarez.
Pasaron 39 años para que una dupla padre-hijo levantara el trofeo más codiciado del mundo. Fue en 1983, cuando Coronel Suarez II, con Horacio Araya y su hijo Benjamín, por entonces de 17 años, lograron la hazaña. Poroto tiene la misma edad que Benamin en aquel momento, pero es el jugador más joven de la historia que obtuvo su primer Palermo. Benjamín tenía 17 años, 3 meses y 11 días en 1983. Poroto tiene 17 años y 6 días. El más joven de la historia, y pronto, el más joven 10 goles de la historia también.
Pero más allá de la victoria y el título, la tarde en Palermo fue un sueño cumplido; ese logro que le faltaba a la inigualable, extraordinaria carrera de Adolfo Cambiaso, un hombre cuyas hazañas exceden su propio deporte – el sueño de llegar a ganar el Argentino Abierto con su hijo.
129° ARGENTINO ABIERTO DE POLO – FINAL – VIERNES 2 DE DICIEMBRE
LA DOLFINA SAUDI 13-9 LA NATIVIDAD
La Dolfina Saudi: Adolfo Cambiaso 10 (2 goles, 1 de córner), David Stirling 10 (1), Adolfo Cambiaso 9 (5, 2 de penal), Juan Martín Nero 10 (5). Total: 39.
La Natividad: Camilo Castagnola 10 (6, 3 de penal), Pablo Pieres 10, Bartolomé Castagnola Jr. 10 (3), Ignatius du Plessis 9. Total: 39.
Progresión La Dolfina Saudi: 2-0, 3-1, 6-4, 8-4, 10-6, 11-7, 11-7, 13-9.
Jueces: Gastón Lucero & Martín Pascual. Árbitro: José Ignacio Araya.
ENTREGA DE PREMIOS
Trofeo Gonzalo Heguy al mejor jugador de la final: Juan Martín Nero.
Premio Javier Novillo Astrada al goleador del campeonato: Camilo Castagnola (54).
Trofeo Revelación Rubén Sola: Tomás Panelo.
Copa Fomento Equino al jugador mejor montado de la final: Juan Martín Nero.
Premio Gonzalo Tanoira al polista mejor montado del certamen: Adolfo Cambiaso.
Premio Fair Play: Adolfo Cambiaso Jr.
Copa Lady Susan Townley al mejor caballo jugador de la final: Irenita Harinosa, jugada por David Stirling.
Premio Asociación Argentina de Criadores de Caballos de Polo al Mejor Producto Jugador Inscripto Raza Polo Argentino y Premio Sociedad Rural Argentina: Anay Sur Brandy, jugada por Juan Martín Nero.
Foto de tapa by Matias Callejo/Prensa AAP.