PoloLine tuvo el privilegio de viajar a Egipto por primera vez el pasado mes de octubre, para la temporada en el espléndido Kings Polo Club, de Mohamed Elsewedy, quien es también patrón de Kings Polo Team. El club está ubicado a 45 minutos de El Cairo, capital de Egipto, con instalaciones de primer nivel, y cuyo gran objetivo es lanzar el polo competitivo en ese país, y hacerlo atractivo tanto por el nivel de juego, canchas e instalaciones, como por las maravillas históricas y culturales que ofrece la tierra de los Faraones.
Se trata de un lugar que, en palabras de Eduardo Menéndez, “tiene un gran futuro”, gracias al trabajo que se viene haciendo organizando torneos y ampliando con canchas e instalaciones de primer nivel. Durante el pasado mes de octubre, PoloLine fue testigo de la pasión que hay por el polo en el país, y que dio además la oportunidad de conocer a los más destacados jugadores locales, también a quienes sueñan con algún día desarrollar la actividad, como así también ver de cerca algunas de las maravillas culturales e históricas que tiene Egipto, ese Egipto que fue una de las grandes civilizaciones de la antigüedad.
En esta segunda ocasión, y tras el éxito de la temporada de octubre, durante el mes de abril, a los jugadores locales, como el propio Mohamed Elsewedy, Marwan El Afandi, Mohanad El Afandi e Ibrahim Awadalla, se le sumaron jugadores internacionales como Guillermo Terrera, Frankie Menéndez, Eduardo Menéndez, Francisco Bensadon, Marcelo Pascual, Segundo Condesse, Tete Fanelli, Facundo Matilla y Fernando Miño. Es para destacar, a su vez, la presencia por primera vez en Egipto de un jugador de 9 goles de hándicap, como es Guillermo Terrera. Todos ellos mezclaron polo con experiencias inolvidables; y, como no podía ser de otra manera, visitaron las imponentes pirámides del complejo de Giza.
El recorrido, entonces, consistió en una visita junto a los polistas, que fue aprovechada para una producción exclusiva en uno de los lugares más emblemáticos del mundo, el complejo más grande y más importante de pirámides de Egipto, situado en la meseta de Giza, o necrópolis de Giza. Allí se hallan las monumentales pirámides que mandaron a erigir tres Faraones que gobernaron durante la Cuarta Dinastía (aproximadamente hacia 2630 AC a 2500 AC): Kefren, Keops y Micerinos.
A su vez, junto a estas pirámides se encuentran otras de menor tamaño, mandadas a construir por Keops, y que se denominan Pirámides de las Reinas, precisamente para sepultar a las momias de las respectivas reinas. En el mismo complejo se encuentra también la Gran Esfinge de Giza, con cuerpo de león y una cabeza humana, que, se cree, representa al Faraón Kefrén, y sobre la cual se ha hablado mucho respecto de la desaparición de su nariz. Entre las diferentes teorías, muchos historiadores sostuvieron durante años que la misma había desaparecido por un cañonazo recibido por el ejército de Napoleón durante la invasión a Egipto. Pero la historia resultó ser falsa, ya que a través de unos dibujos realizados antes del nacimiento del futuro Emperador de Francia, la Esfinge ya aparecía sin nariz. En resultado, y a pesar que hasta hoy el destino de la nariz es incierto, la Esfinge de Giza sigue siendo uno de los más imponentes y visitados monumentos del complejo de Giza.
Las pirámides de Egipto han fascinado e intrigado durante siglos tanto a la humanidad como a los historiadores y arqueólogos, interesados en la fascinante mitología egipcia y el llamado “culto de los muertos”, a cargo del dios Anubis, representado con forma humana y cabeza de chacal. Es por eso que los sacerdotes, encargados de la momificación de los faraones para hacerlos incorruptibles y eternos, utilizaban las máscaras con el rostro de Anubis. Una vez listos para la sepultura, las momias eran colocadas en sarcófagos exquisitamente realizados, y se depositaba al fallecido dentro de la pirámide, en su cámara correspondiente, cuyas paredes estaban embellecidas con pinturas de colores y misteriosos jeroglíficos. Cada momia era rodeada de tesoros para que, según la creencia, la persona que abandonaba la vida en la Tierra, pudiera disfrutarlos en la vida futura.
Las pirámides que los faraones mandaban a construir hace 5000 años AC estaban realizadas con bloques de piedra caliza. Si uno observa las pirámides del complejo de Giza, la de Kefrén parece la más alta, pero esto se debe a que fue construida en una zona más elevada. La más grande y la de mayor volumen es la pirámide de Keops, llamada también la Gran Pirámide, considerada una de las siete maravillas del mundo antiguo. En 1958, por su valor tanto artístico como cultural, las pirámides de Egipto fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Las pirámides están compuestas internamente por cámaras, antecámaras, bloques de granito para cerrar las cámaras, pasillos y túneles; durante siglos, los audaces arqueólogos desafiaron el interior de las pirámides sin dudarlo, listos para descubrir que se ocultaba detrás de esos magníficos monumentos que nos observan desde hace más de 5000 años e, incluso, descifrar los enigmáticos jeroglíficos (vale aclarar que el primer hombre en lograrlo fue Jean-Francois Champollion, un maestro, filólogo y orientalista, que acompañó a Napoleón durante su campaña en Egipto entre 1798 y 1801); estos jeroglíficos no sólo describían la vida terrenal del fallecido, sino que ayudaron a reconstruir las costumbres y la vida en aquellos tiempos. En la actualidad, muchos de esos invaluables tesoros se encuentran en los principales museos del mundo, incluído, por supuesto, el Museo de El Cairo.