By Alejandra Ocampo
Photo credit: Roger Chatterton Newman & Museum of Polo & Hall of Fame
Entre aquellos pioneros del polo de fines del Siglo XIX y principios del Siglo XX, hay un nombre que quizás a muchos no les sea tan familiar. Se trata de John Watson, un hombre cuyo aporte al polo ha sido inmenso. Y es que no sólo fue partícipe de la confección de las primeras reglas conocidas, sino que le aportó al polo dos de sus más importantes características: el backhander y el juego de equipo.
Conocido como el “Padre del Polo Británico”, John Henry Watson, descendiente de una familia dedicada al deporte y la cacería, nació en 1851, en Ballydarton, condado de Carlow, al sureste de Irlanda. De acuerdo con algunas crónicas de la época, John Watson comenzó a jugar al polo en 1870, en las canchas privadas de Carlow, donde un vecino de los Watson, Horace Rochfort, uno de los mayores impulsores del polo en Irlanda, fundó el Carlow Polo Club en 1872 y un año después el All Ireland Polo Club, en el que solían jugar John y su padre, Robert.
En 1874 John Watson se unió al Regimiento 13 de Húsares y se marchó rumbo a India, donde vio muchísimo polo. El entusiasmo de Watson por este deporte que se venía practicando en India durante siglos, fue tal, que su superior, el General Frederick Roberts, le asignó la tarea de confeccionar las primeras reglas, de la que también participó el oficial del ejército británico, el Capitán Edward “Chicken” Hartopp. Por aquellos años, las reglas presentadas por el Comité de Polo de la Hurlingham Polo Association (que Watson integró entre 1887 y 1903), no llegaban a las 40.
Cuando Watson dejó el ejército con el grado de Capitán y volvió a Irlanda, el polo ya era muy popular y los clubes se multiplicaban. Es así que por 1884 la figura de Watson toma gran relevancia debido a las modificaciones que logró introducir en el reglamento. Fue el creador de uno de los golpes fundamentales del polo, el backhander, golpe utilizado en su mayoría por los defensores (el back), y que se efectúa con el taco hacia atrás para enviar la bocha al área rival y en ocasiones evitar alguna catástrofe. ¿Quién no ha sufrido viendo acercarse al back a toda velocidad y éste pegarle a la bocha de tal manera desde la puerta de los mimbres para evitar por milímetros el gol rival?
El backhander, que hoy es utilizado por todos los jugadores en el mundo, fue revolucionario en el momento de su aparición, ya que tuvo que superar algunos obstáculos. El backhander hizo su debut oficial en el primer encuentro entre Inglaterra y Estados Unidos, por la Westchester Cup, en 1886. Los americanos no conocían esa modalidad de disparo, con lo cual, la declararon antirreglamentaria, al punto que en los vestuarios se colocaban carteles para advertirles a los jugadores que quien usara el backhander iba a ser expulsado. Como dato, la posición natural de John Watson siempre fue la de back.
Otro significativo cambio que introdujo Watson en el polo fue el concepto del juego de equipo. Con la cantidad de jugadores por equipo ya establecida en cuatro en vez de cinco, en 1885 el juego de equipo era prácticamente insignificante. Es decir, cada jugador retenía la bocha el mayor tiempo posible, sin intenciones de pasarla al compañero. El propio Watson fue quien definió las posiciones, para que, de esta manera, el juego fuera más dinámico y que todos los jugadores pudieran participar.
En lo que respecta a su carrera, John Watson creó el equipo Freebooters, con el que tuvo muchísimo éxito. Entre otros, Watson fue campeón de la Westchester Cup (1886, 1900), del Ranelagh Open (1898), de la Champion Cup (nombre oficial del Hurlingham Club Open Championship, la copa más importante de Inglaterra hasta la Segunda Guerra Mundial), y del Irish Open, también llamado All Ireland Cup, que ganó ocho veces a partir de 1884. En cuanto a los Freebooters, no se trataba de un club, sino básicamente de un equipo “libre”, generalmente integrado por oficiales del ejército, activos o retirados. Más adelante en el tiempo, también incorporó civiles -entre fines del siglo XIX y principios del siglo XX-, y se formaban sólo para participar de torneos específicos.
Dicen que John Watson, un hombre muy alto e imponente, era una persona encantadora, siempre y cuando no estuviera en una cancha de polo arriba de un caballo. Las anécdotas de la época cuentan que era muy brusco, que usaba lenguaje procaz y que intimidaba a sus rivales. Con los años, y casi al final de su carrera, Watson logró dominar impulsos, porque la nueva generación de jugadores no le toleraba sus arranques de furia.
En 1905, durante un partido en Phoenix Park, John Watson sufrió un infarto. Nunca más volvió a jugar al polo y sólo se dedicó a la cacería. A partir de entonces, su salud comenzó a declinar, hasta que falleció en 1908, con tan sólo 57 años.
John Henry Watson, pionero del polo, “corazón y alma del deporte”, como lo definió un diario de Carlow al momento de su muerte, le ha dejado un legado enorme al polo. Quizás no muchos recuerden su nombre o su historia, pero su visión del juego y su creación, el backhander, son la muestra más evidente de ello.