By Prof. Eduardo Amaya

 

La tensión excesiva restringe y disminuye la potencia de la pegada

 

Mientras que la fuerza es una función del desarrollo y de las capacidades flexibles de los músculos, la potencia se genera en los músculos a base de contraerse y soltarse; por lo tanto, tiene más que ver con la coordinación que con la fuerza. Por eso, aunque es la velocidad del taco (cabeza o cigarro) la que imparte potencia al swing, esta velocidad es el resultado de una secuencia compleja y precisa de contracciones musculares que se desarrollan pasando de un grupo de músculos al siguiente con comienzo en los estribos.

 

La velocidad de movimiento de nuestras piernas no es muy grande, pero sobre ellas se desarrollan los movimientos de las caderas que, a su vez, nos sirven de base a los hombros y brazos.

 

Luego, el brazo hace su parte: su velocidad es la suma del impulso generado en el cuerpo más la propia potencia de sus músculos.

 

Luego, la muñeca, si trabaja bien, recoge esa fuerza, añadiendola al impulso de su propia descarga. Esto se puede entender como que la potencia del swing consiste en realidad en una serie de movimientos que se van desarrollando los unos sobre los otros (suma de movimientos).

 

Se puede ver que todo se origina en el conocimiento del uso de los estribos, sin los cuales, nada es realizable. Estos constituyen la superficie donde el jugador expresa sus intenciones, ya sea del manejo del caballo como de la pegada a la bocha. De allí parte la potencia y se origina la cadena cinética, o acople de segmentos. La mayoría de los polistas desconocen este principio tan necesario desde el primer día que montan un caballo y se deciden a golpear una bocha.