Por Andrés Ugarte Larraín
El 10 de marzo de 1999 ha pasado a la historia como uno de los días más significativos que tuvo la actividad internacional del polo en Argentina. Tras los sucesos que ocurrirán este sábado 6 de mayo, cuando el Rey Carlos III será Coronado Rey del Reino Unido, dicho recuerdo de hace 24 años ocupará un lugar aún más trascendental. Aquel día, el por entonces Príncipe Carlos -Príncipe de Gales-, jugaba una exhibición de polo en el Hurlingham Club, en el marco de su primera visita al país sudamericano, e inmortalizaba un hecho histórico para el club fundado por miembros de la comunidad británica en 1888.
En charla con Pololine, José ‘Pepe’ Santamarina, Vicepresidente del Hurlingham Club y protagonista de la histórica exhibición del 10 de marzo de 1999, recuerda: “Todo surge a partir de una invitación que le hace el club para venir a jugar, y él acepta. La idea era jugar una práctica. Él invita a los Heguy, que los conocía porque jugaban para el Sultán de Brunei. Y el equipo lo debía completar un jugador militar, y juega Mariano Cabanillas”.
Y agrega: “Más allá de que era una exhibición, nosotros preparamos una Copa para darle un marco aún mayor al partido, la grabamos y todo. Pero recuerdo perfectamente que cuando Carlos viene, nos trae una copa ya grabada, con la leyenda “The Prince of Wales Trophy”. Fue un trofeo que trajo él y que, a partir de ahí, se empezó a disputar todos los años en el Hurlingham Club en su honor: la Copa Príncipe de Gales”.
Aquel día, en aquella exhibición, se enfrentaron dos conjuntos bajo las siguientes denominaciones: por un lado, Windsor Park, que tuvo en sus filas al actual Rey Carlos III, junto a Eduardo Heguy, Horacio Heguy y Mariano Cabanillas. Del lado de enfrente, y bajo el nombre Hurlingham Club, fueron de la partida Pepe Santamarina, José Ignacio Araya, su hermano Santiago y Mariano Zimmermann. Hubo 1500 espectadores en la cancha Lewis Lacey, entre miembros del club e invitados especiales. El encuentro se jugó a 5 chukkers. ¿Quién más estuvo montado dentro de la cancha? “Al momento de elegir el árbitro para la exhibición, pensé en Robert Graham, que era muy amigo de él, y lo trajimos especialmente para la ocasión”, cuenta Pepe Santamarina.
“Recuerdo perfectamente todo. El partido fue un miércoles 10 de marzo, y el día anterior vino su petisero, eligió los caballos de los que le habíamos seleccionado. Entre los que él termina probando, elige una de Eduardo Heguy, una mía y una de los Araya. El día del partido llegó en helicóptero, y luego de aterrizar fue a cambiarse al clubhouse, a un cuarto al que se lo ha renombrado como “El cuarto del Príncipe”, que era el cuarto 11. Y, de ahí, fue directo para la cancha”, rememora Santamarina.
Como se menciona, el Hurlingham Club fue fundado allá por 1888 por miembros de la comunidad británica en la Argentina, y en sus canchas se sigue desarrollando el Abierto del Hurlingham Club, uno de los 3 más importantes del mundo. A su vez, desde la institución sostienen con mucho orgullo que “varios miembros de la Familia Real jugaron al polo en Hurlingham: el Príncipe Eduardo de Windsor, en 1925; luego, en uno de los momentos más recordados, el Príncipe Felipe, Duque de Edimburgo lo hizo en 1966, cuando llegó a la final del Abierto de Hurlingham. En 2005 vino Harry también, pero, lamentablemente, tenía una fractura en su mano y no pudo jugar”.
Continuando con los sucesos de aquella jornada, Santamarina destaca que “una vez que terminó el partido, y después de la entrega de premios, hubo una recepción en el club, un cóctel, con más de 1000 invitados. Me acuerdo de que se quedó un rato largo, se divirtió, habló con la gente. La verdad es que estaba encantado, la había pasado muy bien”.
Una de las perlitas de aquel día tiene que ver con uno de los caballos montados por Carlos. “Le presté una tordilla que le encantó, la Coqueta”, recuerda Pepe Santamarina. “Cada vez que se iba a subir a un caballo, Carlos preguntaba de quién era, e iba antes de que empezara el chukker a agradecerle a esa persona. Después del primer chukker que usa la tordilla, me dice que le había gustado, que era buena. Y me pide repetirla en el último chukker, en el quinto. Tras ese chukker, me vuelve a agradecer. A lo que le digo: ‘Pensá que hace 30 años tu papá jugaba una final acá y mi abuelo (Ramón Santamarina) le regalaba un caballo, también una tordilla’”.
Y concluye el actual Vicepresidente del Hurlingham Club: “Fue un momento único para nosotros, para el club. Y, mañana, además de que iremos a la Embajada Británica, invitados por haber jugado aquel día y llevaremos la Copa donada por él, habrá una comida de gala en el club, en homenaje a su Coronación.
El sábado 6 de mayo, la Embajada Británica en Buenos Aires organizará un evento para celebrar el Coronation Day, al que han sido invitados los protagonistas de aquella histórica exhibición.
EL RECUERDO DE EDUARDO HEGUY, UNO DE SUS COMPAÑEROS AQUEL DÍA:
“Habíamos jugado varias veces con y en contra de él en Inglaterra, en torneos como la Copa de la Reina o la Copa de Oro, durante los años en los que a él lo dejaban competir. Recuerdo que en aquel año la joyería Asprey, que era sponsor de Chapa 1 y Chapa 2, nos pidió que le prestemos caballos junto con Pepe Santamarina, y que juguemos con él. En esa época veníamos jugando en Brunei, jugábamos con el Sultán y con el Príncipe Jefri, contra el equipo de él; eran amigos y era un clásico que tenían entre ellos.
Y recuerdo una anécdota de aquel día en Hurlingham. Después de la entrega de premios, le pregunto a ver si le divertía al día siguiente ir a taquear a la cancha 1 de Palermo, que me ocupaba de organizar todo, le llevaba los caballos y taqueábamos. Ahí nomás, se le iluminaron los ojos, y me dijo: ‘qué buen programa, pero dejame ver si me dejan’. E, indudablemente, al momento de preguntarle a la gente que se ocupaba de la seguridad, le dijeron que no. Y eso quiere decir, también, que los Reyes, los Príncipes, no pueden siempre hacer lo que ellos quieren, que tienen que seguir ciertos protocolos. Una lástima, porque hubiese sido un programón haber taqueado en la cancha 1 de Palermo con él”.
JOSÉ IGNACIO ‘PEPE’ ARAYA, UNO DE LOS JUGADORES QUE LO TUVO ENFRENTE:
“Lo que recuerdo de aquel día fue que la invitación para que juguemos con Santiago, mi hermano, llegó por medio de Pepe Santamarina, que es un amigo de toda la vida, jugamos mucho juntos, y, además, éramos socios del Hurlingham Club de toda la vida. Yo, al por entonces Príncipe Carlos, ya lo conocía por haber jugado mucho tiempo con los Tomlinson en Beaufort. Sabíamos que los caballos que le pudiéramos prestar tenían que ser confiables porque tenía poco tiempo para probarlos. Aportamos algo para que la pase bien, para que se divierta. Pero él siempre fue muy de a caballo, así que fue fácil para él.
Recuerdo algunas charlas que tuvimos con él aquel día ahí en el club; hablamos de Beaufort, de los Tomlinson, que son muy amigos de él y de la familia. Fue un honor para mí, por donde lo mires. Jugué 11 años en Beaufort, también jugué con los chicos, con William y Harry. Siempre los recuerdo como personas muy simples. Carlos tal vez era un poco más formal, pero siempre se acercaba para charlar durante las entregas de premios y antes y después de los partidos”.
CRÉDITO FOTO: GENTILEZA HURLINGHAM CLUB.